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¡DESPIERTA!

Ey! Vamos a aprender de Dios!

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO


Lecturas bíblicas: Deuteronomio 8:7-18 Isaías 64:1-9 Salmos 80:1-7, 17-19 1 Corintios 1:3-9 Marcos 13:24-37

El evangelio de Marcos nos recuerda el mensaje de Jesús: "Mirad, velad y orad, porque no sabéis cuándo será el tiempo. 13:34 Es como el hombre que, yéndose lejos, dejó su casa, dio autoridad a sus siervos, a cada uno le dio un trabajo y al portero mandó que velara. 13:35 Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la mañana; 13:36 para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo".

Jesús fue un creador incansable de esperanza. Toda su existencia consistió en contagiar a los
demás la esperanza que él mismo vivía desde lo más hondo de su ser. Su grito de alerta “Mirad, velad y orad…”, no ha perdido actualidad, pues las personas a veces seguimos matando la esperanza y estresando nuestra vida.

Cuando en una sociedad las personas tienen como objetivo casi único
de su vida la satisfacción de sus apetencias y se encierra cada una en su propio
disfrute, allí muere la esperanza. Uno de los efectos más graves y
generalizados de vivir en una sociedad como la nuestra puede ser la
frivolidad, la ligereza en el planteamiento de los problemas más serios de la
vida, la superficialidad que lo invade todo, y que se traducen personas
satisfechas que no quieren cambiar el mundo.

Nada más lejos de aquel “Extiende tu mano” de Jesús, que implica toda la vida de las personas y que desborda todas sus esperanzas.

Resulta tentador instalarnos en nuestro pequeño mundo, gozar de la abundancia y vivir tranquilos y cómodos, sin mayores aspiraciones y sin problemas, pero no lo olvidemos: sólo aquellos que se han insensibilizado pueden sentirse a gusto en un mundo como éste. Quien ama de verdad la vida y se siente solidario, quien tiene la esperanza del Reino, sufre la tensión y la
intranquilidad de comprobar que todavía no podemos disfrutar la felicidad a la que estamos llamados.

Dios quiere una transformación integral en nuestra vida: "De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. 13:29 Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas (Marcos 13.28 y 29).

Mientras estamos en el mundo llevemos el evangelio a muchas personas que necesitan de Dios. Vivamos su evangelio en el lugar donde estamos. Asi seguiremos listos, despiertos antes del próximo encuentro con Cristo.

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