Los árboles en los textos de esta semana reciben su poder simbólico de contextos que no hablan de la decoración o la adición de belleza, pero si de intenso sufrimiento y esperanza. Jeremías era un profeta a los exiliados que habían perdido todo lo que les dio un sentido de pertenencia a un pueblo - patria, templo, las posesiones, los familiares, los amigos, la libertad y la nación (Jeremías 33:14-16).
El último de los reyes de Judá había muerto. La "línea de David" parecía estar totalmente cortada, un tronco muerto. Sin embargo, ese "tronco muerto" es exactamente donde Jeremías dice a la gente que Dios hará que la nueva vida, la esperanza, la justicia y la justicia brotará. Desde el punto la genealogía de David, vendrá un "renuevo justo".
Lo que parece muerto dará nacimiento a una nueva vida, nueva nación y un nuevo comienzo en su propia tierra. Para aquellos que han perdido mucho, esto puede parecer imposible de creer o esperar. Habría parecido absolutamente imposible por lo que veían en ese momento.
Este líder prometió más tarde sería conocido en el judaísmo como "Mesías", y el reino que él establecería sería llamado "la era mesiánica."
Esta celebración cristiana nos permite enfatizar en este tiempo la esperanza para aquellos que piensan que su vida es un simple tronco que ya no da fruto. Es Jesús el Mesías, que renace en nuestra vida para darle sentido, para llenarnos de su amor, su Espíritu nos guíe para seguir adelante en la tarea que Dios le encomendó.
Paulo Llanco Z.
Pastor
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